La carbonilla es el “colesterol” de los motores. De cada litro de combustible que utiliza nuestro vehículo tan solo una parte se aprovecha para hacer funcionar el motor y, el resto, se “desperdicia” generando calor, residuos sólidos (carbonilla) y gaseosos como el CO y el Nox que son bastante contaminantes.
La carbonilla se acumula en el motor y en las piezas que intervienen en el proceso de combustión y evacuación, creando obstrucciones y fallos que en ocasiones son bastante complicados de detectar. Por eso es recomendable hacer un mantenimiento periódico de descarbonización interna del motor.
Descarbonizar el motor mejorará su rendimiento, alargará la vida de tu vehículo, disminuye el consumo y reduce las emisiones. Y todo ello…